La neurosis fue uno de los temas centrales de la psicología de Freud. El psicólogo austriaco creyó notar una condición sumamente común de ansiedad funcional que caracterizaba a la mayoría de las personas. Las neurosis para Freud eran síntomas de material inconsciente reprimido. De aquí se formó el estereotipo del neurótico como la persona de un carácter intolerante, de mecha corta, pesimista, nervioso, etc. Durante buena parte del siglo XX la neurosis fue clasificada como una condición psiquiátrica por un conocido manual de diagnóstico. Aunque esto dejó de hacerse hace ya varias décadas -dividiéndose y supuestamente refinándose la definición de esta condición asociadas- aún hoy se considera que la neurosis es una característica de la personalidad, especialmente entre psicólogos clínicos.
La neurosis puede medirse con sencillas pruebas psicométricas y es considerada uno de los principales caracteres o características de una personalidad (Neuroticism, es el término usado en la literatura científica). Las personas que tiene altos puntajes de esta tipología tienden a ser impulsivos, se preocupan mucho, sufren de bajos estados de ánimo, se distraen y se enojan fácilmente. Otros estudios han ligado la neurosis con problemas de salud mental y problemas familiares.
Un estudio reciente realizado por Klein y Robinson, publicado en el Journal of Personality, midió el proceso cognitivo en sí mismo de los neuróticos. El estudo halló que, como podía esperarse, los neuróticos tienen cerebros “más ruidosos y sistemas mentales más caóticos”. El estudio además midió el desempeño cognitivo de personas que obtuvieron esta clasificación en pruebas psicométricas. En pruebas sencillas, en las que era necesario desplegar control de atención y conciencia sobre la actividad, las personas neuróticas tuvieron malos resultados, mostrando de nuevo una correlación entre neurosis y poco “mindfulness”. Algo que puede por supuesto esperarse, siendo esta técnica del cultivo de la “atención plena” uno de los antídotos a la neurosis. Lo cual recuerda que el maestro budista Chögyam Trungpa al entrar en contacto con la “mente occidental” entendió que la neurosis era su condición base, una especie de aprehensión ante la vida o aferramiento a las cosas y una paralela frustración ante el hecho de que las cosas son impermanentes y que el ego es impotente ante el cambio; o una incapacidad de relajarse y abrirse ante la experiencia.
El estudio en cuestión observó que pese a que los neuróticos tienen un desempeño más bajo en ciertas tareas esto no necesariamente se traduce a un menor desempeño en un trabajo. Esto podría deberse a que, los neuróticos también tienen puntajes altos en cuestiones relacionadas con esfuerzo y diligencia, lo cual podría explicar que su misma ansiedad al fracaso les ayuda a obtener resultados suficientes, aunque al mismo tiempo les hace sufrir el proceso.