Comunicar malas noticias es un proceso muy importante dentro de la psicología clínica. Se trata de una tarea compleja que requiere conocimiento y disponibilidad de recursos para cada situación. Es una tarea especialmente difícil en fallecimientos o en la adaptación a situaciones de cronicidad. Debemos tener en cuenta el gran impacto psicológico que puede ocasionar en la persona. Y, saber regular la reacción emocional provocada. Una correcta comunicación puede facilitar la tarea de adaptación de un paciente a una situación crítica.
Nuestra tarea como psicólogos no solo implica en ocasiones comunicar malas noticias. También, entrenar de forma adecuada al resto de personal sanitario. Dotándolos de los recursos necesarios.
¿Qué pasos seguir para comunicar malas noticias?
Lo primero es satisfacer las necesidades básicas de las personas. Crear confianza y seguridad y establecer apegos. Estas necesidades pueden ser muy variadas y debemos adaptarnos a lo que necesite cada persona en ese momento. Lo que en ocasiones puede ser tan solo un vaso de agua o un sitio para llamar a sus familiares.
Por otro lado, se debe prestar especial atención a trastornos de ansiedad y del estado de ánimo. Y, en niños especial vigilancia a posteriores comportamientos en el juego, dibujos, y conductas desadaptativas. Todo ello mediante el seguimiento psicológico posterior a la comunicación de malas noticias.
Algunas recomendaciones a la hora de comunicar malas noticias son encontrar un entorno adecuado. Además, demostrar interés, paciencia y seguridad, evitar tecnicismos innecesarios y no dificultar la expresión de sus sentimientos.
¿A quién comunicar las malas noticias?
Con respecto a la familia, diversos estudios han revelado que son ellos los que eligen si se debe comunicar o no la noticia al paciente de forma directa por parte del personal sanitario. Una gran mayoría elige que no se comunique la noticia o en su defecto ser ellos los que la transmitan al usuario. Ante estas situaciones se debe informar en todo momento de las consecuencias negativas que esto puede ocasionar. Por una parte, si deciden ocultarle la noticia y por otra, si la familia no realiza una correcta comunicación, incorporando sesgos que pueden agravar la inseguridad del paciente y aumentar sus niveles de ansiedad. Es muy importante informar, orientar y apoyar a la familia a la hora de tomar decisiones y facilitar así el proceso.
Sin embargo, antes de realizar todo esto debemos comprobar como profesionales de la salud si estamos correctamente capacitados tanto cognitiva como emocionalmente para comunicar malas noticias. Existen situaciones que nos superan por diversas razones relacionadas con nuestro contexto y nuestras experiencias personales pasadas y presentes, debido a esto pueden darse desequilibrios que hacen recomendable que se delegue la tarea en otro compañero que si se encuentre capacitado.
En conclusión, la mejor forma de comunicar este tipo de información es hacerlo en un lugar neutro y familiar. Preferentemente al paciente directamente o a su familia (en caso de fallecimientos). Buscar siempre que al menos haya dos personas presentes para proporcionarse apoyo mutuo. Por último, debe comunicarla el personal sanitario. Siempre contando con los conocimientos técnicos y las habilidades psicológicas necesarias para realizar la tarea de forma eficaz y realizar un posterior seguimiento psicológico de la familia y el paciente.