¿Sueñas con lanzar tu propia empresa, pero no sabes por dónde empezar? Aunque dé vertigo, tenlo claro, con organización y mucha voluntad se pueden hacer auténticas maravillas.
Emprende lo antes posible
Cuanto antes mejor, el final de la veintena o los primeros años de los 30 es una edad maravillosa para embarcarte en una aventura. Tienes la madurez profesional necesaria, ya que, si todo ha ido en fecha, significará que cuentas con al menos 5 años de experiencia. Esto te permitirá tomar decisiones acertadas y amortiguar con entereza las piedrecitas que te irán surgiendo en el camino. Sin embargo, contarás con esa frescura y atrevimiento propio de esa edad que ayuda a lanzarse y a asumir todavía sin mucha conciencia o responsabilidades adicionales que los años van sumando en tu trayectoria.
Te recomendamos:
Reflexiona lo justo
Al igual que en otras facetas de la vida “como se piense mucho… no se hace”. Evidentemente, poner en marcha un proyecto requiere etapas previas de análisis de mercado, realizar un business plan etc. Sin embargo, una vez que tengamos dichos planes bien estudiados no conviene enredarse en un mar de estudios, estimaciones, análisis que pueden empezar a dar datos no tan fiables y que lleguen a afectar otros valores emocionales, también muy importantes como la intuición y la ilusión.
Conoce las prioridades
El inicio de cualquier proyecto supone un aluvión de información, gestiones y toma de decisiones nada fáciles de organizar. No pretendas llegar a todo y establece un orden de prioridades alcanzables que te permitan avanzar rápido, pero de la forma más segura posible. Un mal paso o una mala decisión pueden tener consecuencias nefastas que atrasarán más que si tomas tu tiempo para decidirlas. Conoce las prioridades.
Rodéate del mejor equipo
La gestión integral de cualquier empresa requiere tener un conocimiento amplio de múltiples disciplinas en las que no tienes por qué estar formada. Tener buenos especialistas en cada una de ellas te ayudará a profesionalizarla de manera natural y a asegurar que ofrecerás tus servicios o productos con la calidad necesaria para competir en cualquier sector.
Los errores son fuente de mejora
Nadie es perfecto y todos nos equivocamos. Convierte cada error en un aprendizaje que, lejos de desanimarte, te ayude a saber cómo actuar en próximas situaciones similares.
Inspírate
No dejes de investigar y conocer otros proyectos que te llamen la atención. Aunque a priori no tengan nada cada ver con tu proyecto o incluso con tu sector, muchas veces la innovación es consecuencia de aplicar conocimientos o metodologías que están aplicando otros en campos muy dispares al tuyo.
Innova
No dejes de evolucionar tu idea. Lo que es válido hoy probablemente no lo sea dentro de muy poco tiempo, vivimos muy rápido. Mantener un constante cambio es un seguro de la longevidad de tu proyecto.
Optimismo y positividad
Emprender requiere de muy buena energía y no es un camino fácil. Así que, sé apasionada con tu proyecto, cuídalo mucho y desprende esas buenas vibraciones que le hagan crecer en un buen ambiente.
Mantente muy despierta y ojo avizor
La vista de camaleón es vital. Aprenderás a desarrollar la capacidad de ver múltiples cosas al mismo tiempo, capacidad que ya de por sí se dice que goza el sexo femenino. Aprovéchalo y sácale el máximo partido, te va a hacer falta.
Tu libertad, el mayor valor
Sé consciente de que por una buena temporada no podrás gozar de las ventajas de trabajar por cuenta ajena, como los días de vacaciones, entre otras. Asúmelo cuanto antes y conviértelo en una ventaja. Quizá puedas trabajar desde lugares que nadie podría y con absoluta libertad de tiempo y espacio.
Desconexión selectiva
Tu empresa, como lo son tus grandes proyectos de la vida, nace para quedarse contigo 7d/24h. Busca cada día un tiempo sólo para ti que te ayude a “resetear” y volver a la carga con más espacio todavía en tu disco duro.
Cree en ti misma
Necesitarás grandes dosis de seguridad que te harán dar pasos firmes y te ayudará a no estancarte.