Las temperaturas invernales para una tez blanca son como la kriptonita para Superman, incluso si nos hidratamos constantemente podríamos estar cometiendo errores hidratantes bastante comunes.
Los cambios climáticos a los que se encuentra expuesta la piel entre el calor de las mañanas y el frío invernal de las noches provocan que la capa superior de la piel se seque.
Esto provoca que nuestra piel tenga una apariencia ceniza, además hace que los vasos sanguíneos se contraigan reduciendo así la circulación.
Por si esto fuera poco deprimente, incluso si estás haciendo alguna rutina para hidratar tu piel puedes no estarlo haciendo correctamente, dice la Dra. Barbara Sturm, dermatóloga quien además nos comparte algunos errores hidratantes con los que podrías estar saboteando la salud de tu piel.
UTILIZAR ACEITE FACIAL
La doctora Sturm no es la única que está en contra de los aceites faciales. Muchos dermatólogos creen que solo obstruyen los poros y alteran los procesos de humedad.
«En lugar de hidratar, los aceites pueden tener el efecto contrario y secar la piel», dice Sturm.
La clave esta en el tamaño de las moléculas de ácido graso que forman el aceite.
Si éstas sin demasiado grandes, solamente actuaran como barrera oclusiva y protectora en la superficie de la piel, en lugar de realmente penetrarla.
“Esto significa que los aceites solo son efectivos para prevenir la pérdida de agua cuando recién los colocas en tu piel», agrega Sturm.
Tan pronto como se eliminan, la pérdida de agua vuelve a su valor original. Por lo tanto, no hay beneficios hidratantes reales en ellos.
UTILIZAR UNA CREMA ESPESA ES DE LOS ERRORES HIDRATANTES MÁS COMUNES ENTRE NOSOTRAS
Aplicarle a tu piel productos bastante cremosos y espesos, en realidad podría provocarte más daño que bien.
La humectación excesiva de la superficie envía una señal de que tu piel tiene suficiente agua, lípidos y proteínas, por lo que comienza a producir menos hidratación y nutrientes por sí misma.
¿El resultado de esto?
Tu piel se vuelve más floja y quedamos atrapadas en un círculo vicioso de aplicación de cremas aún más ricas, lo que en realidad agravará el problema.
Pero existe otra razón por la que deberías disminuir su uso y es que según la Dra. Sturm, es posible tener piel seca y grasa al mismo tiempo.
«La piel seca es causada por una deficiencia de humedad en las capas superiores de la piel, mientras que la piel grasa se debe a una mayor actividad en las glándulas sebáceas», dice ella.
Por lo que podrías tener piel muy seca en tus mejillas, cuello y áreas con menor número de glándulas sebáceas, pero una zona T grasa.
Los humectantes demasiado concentrados, solo serán absorbidos por tu piel haciendo que esta sude debajo obstruyendo tus poros.
UTILIZAR UN DESMAQUILLANTE DEMASIADO FUERTE
¿Sientes tu piel limpia y reseca en exceso después de desmaquillarte?
Esta es una señal segura de que el producto que estás utilizando es demasiado fuerte y que le está quitando a la piel sus aceites naturales, dejándolo seco, con picazón y sensibilizado.
Lo mismo ocurre con los exfoliantes faciales demasiado agresivos.
De acuerdo con la Dra. Sturm es importante que antes de hidratar utilices un limpiador que no seque la piel
Todos los productos que exfolian y limpian, también deben tener ingredientes para hidratar, estabilizar la barrera cutánea y mantener el pH ligeramente ácido».
BUSCAR PRODUCTOS CON ÁCIDO HIALURÓNICO
Nuestras propias células de la piel en realidad producen ácido hialurónico para ayudarlas a retener la humedad, pero conforme vamos envejeciendo esos niveles disminuyen: hola arrugas y textura áspera.
Un solo gramo de ácido hialurónico puede contener hasta seis litros de agua.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que las moléculas de ácido hialurónico tienen que ser formuladas en una mezcla de alto y bajo peso.
El bajo peso molecular permite una penetración más fácil en la piel. Una vez que ha alcanzado las fibras de colágeno y elastina, puede unirlas con agua, mejorando la elasticidad de tu piel.
Las moléculas de mayor peso por su parte alimentan la superficie con hidratación.