Pretendamos por un momento que hoy es tu primer día de trabajo en aquella compañía en la que tanto añoras trabajar.
Conforme vas ingresando por el pasillo ves muchas caras amigables y sonrientes, inclusive algunas se acercan a saludarte y darte la bienvenida. Llegas a tu oficina y conoces a tu nuevo equipo: 3 frescos jóvenes con ganas de comerse el mundo y que no despegan la mirada del reloj – “Son las 5:15 p.m. y en 15 minutos nos vamos” – es la frase con la que te reciben.
Los Millennials han sido acusados de ser narcisistas, egocéntricos, sin objetivos y ahora, por si fuera poco, perezosos y menos productivos que el resto de generaciones; pero, ¿hasta qué punto esto es cierto?
Hace pocos días, en una brillante entrevista (1), Simon Sinek puso en debate cuatro grandes desafíos que hoy enfrenta esta generación desde la perspectiva laboral:
1. Crianza: los Millennials son el resultado de diversos métodos de crianza fallidos. Sus padres les dijeron que eran especiales y que podían conseguir cualquier cosa que quieran en la vida. Cuando son introducidos en el mundo real, llámese “mundo corporativo”, se dan cuenta que no son necesariamente especiales y esto, la mayoría de las veces, daña su autoimagen y autoestima. Una vez heridos es común que generen rechazo ante sugerencias o decisiones de terceros.
2. Tecnología: los Millennials han aprendido a reemplazar los vínculos sociales con las redes sociales y los celulares, ya que éstos, al igual que las amistades, liberan dopamina, un neurotransmisor que alivia el estrés y que también está presente en adicciones. Cuando surgen situaciones de tensión, recurren a sus celulares para sentir alivio de corto plazo.
3. Impaciencia: los Millennials crecieron y viven en un mundo de gratificación instantánea, donde todo se encuentra al alcance de un botón en su celular, a excepción de la satisfacción laboral y las relaciones significativas. Aprender cosas realmente importantes como el amor, la autoconfianza, el sentido de realización o ciertas habilidades, toman tiempo y es un proceso lento, confuso, incómodo y desagradable.
4. Entorno: último y no menos importante, los Millennials ingresan a un entorno corporativo que prioriza los números y resultados antes que la calidad de vida o la realización personal, donde la competitividad supera la cooperación y no existe espacio para aprender a lidiar con la necesidad de gratificación instantánea. Los Millennials se culpan a sí mismos por como se sienten, cuando es la falta de liderazgo y responsabilidad por parte de las corporaciones la causante de muchas frustraciones.
En resumen, parece ser que los Millennials cargan una mochila de contenido peculiar, propio de su generación y como consecuencia de la forma en la que fueron criados, ¿nada distinto a cualquier otro ser humano, verdad?
Un estudio de Manpower (2) propone desechar el precepto de la pereza y baja productividad indicando que los Millennials pueden trabajar tan o más duro que colaboradores de las demás generaciones, pero que buscan espacios de receso más prolongados en los que puedan replantearse sus objetivos de carrera y seguridad laboral.
¿Qué hacer al respecto?
Como Alejandro Dumas diría, “todas las generalizaciones son peligrosas, incluida esta”, de ahí que convenga seguir algunas recomendaciones:
1. No busques comprender qué hay en la mochila, por ahí y este artículo te aclaró el panorama.
2. Asume un nuevo liderazgo: guía, orienta, empodera y da espacio. Aligera la cuerda, pero no la sueltes del todo.
3. Escucha y aprende, los Millennials pueden enseñarte mucho.
4. Se claro, conciso y gestiona expectativas; lo que nos lleva al último punto.
5. Déjalo ir si tú mejor opción no es su mejor opción.
Finalmente, un estudio de Boston Consulting Group y la Universidad de Barkley (3) categoriza a los Millenials en 6 distintos tipos, de tal forma que generalizar sea cada vez más difícil. Busquemos entonces, en lugar de pensar si son o no perezosos o menos productivos, contribuir en el desarrollo de la generación que ocupará el 75% de la fuerza laboral para el 2020.